El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha elevado la tensión con Irán al insinuar abiertamente la posibilidad de un ataque militar para forzar una “rendición incondicional”, asegurando que tiene localizado al líder supremo iraní, Alí Jamenei, y calificándolo de “blanco fácil”. Mientras tanto, ha ordenado el despliegue de más aviones de combate en la región y ha cerrado la embajada estadounidense en Jerusalén por precaución. En sus mensajes, Trump mezcla amenazas directas con la posibilidad de negociación, aunque aclara que no busca un alto el fuego sino una solución definitiva que impida a Irán desarrollar armas nucleares. Paralelamente, Estados Unidos ha movilizado aviones de reabastecimiento en Europa para apoyar eventuales operaciones de largo alcance.
El ejército israelí continúa su ofensiva contra instalaciones clave del programa nuclear iraní, con ataques en Teherán que han dejado más de 220 muertos y 1.300 heridos en Irán. En respuesta, la República Islámica ha lanzado cientos de misiles y drones contra Israel, causando 24 muertos y más de 500 heridos. Las milicias proiraníes en la región y la amenaza de los hutíes en el mar Rojo agravan el riesgo de una escalada mayor si Washington decide intervenir directamente. A pesar de sus advertencias, Trump aún no ha confirmado un ataque inminente, aunque afirma que la decisión podría tomarse en breve