Una banda cuyos integrantes se hicieron pasar por emisarios de Máximo Kirchner contactó a funcionarios de la Cancillería argentina y les exigió, bajo extorsión, que recaudaran dinero para “la campaña de La Cámpora”, en un hecho que motivó una investigación judicial y que llevó al propio jefe del bloque de diputados del Frente de Todos a declarar como testigo.
El hijo de la vicepresidenta dijo que no conocía a las cuatro personas imputadas, tres de las cuales están detenidas; la otra se encuentra prófuga.
La sorprendente historia, que tiene condimentos políticos y sugestivos ribetes de espionaje ilegal, salió a la luz por una denuncia del secretario de Asuntos Nacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores, Fernando Asencio, quien afirmó haber sido extorsionado por dos personas que lo contactaron en nombre de Máximo Kirchner. El funcionario es un dirigente oriundo de La Matanza y forma parte del equipo de colaboradores más cercano al canciller Felipe Solá.
Según la denuncia a la que accedió LA NACION, una mujer identificada como Verónica Gómez Castañón se comunicó por teléfono con Asencio el 19 de julio pasado, presentándose como la secretaria de Máximo Kirchner. Durante la llamada, la mujer convocó al funcionario a una reunión privada con el diputado en una sala de reuniones del hotel Hilton de Puerto Madero. El contexto político del encuentro: faltaba menos de una semana para el cierre de listas.
Asencio se presentó a la reunión al día siguiente, a las 15:30, en la Sala Araucaria del Hilton. Máximo Kirchner no estaba, pero en cambio lo esperaba Castañón, que volvió a presentarse como secretaria del jefe de La Cámpora y dijo ser, además, funcionaria de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Según el denunciante, la mujer le exhibió una carpeta con material sobre él y le dijo que, para evitar que trascendiera, debía colaborar con la recaudación partidaria.
Como parte del mismo paquete extorsivo, Castañón le indicó al funcionario que debía contratar como empleado del Ministerio de Exteriores a un hombre llamado Martín Di Santo, que trabajaba entonces en la municipalidad de La Matanza. Asencio denunció que la mujer le aseguró que si cumplía con esas peticiones, sería considerado por Máximo Kirchner para una posible postulación como intendente de esa comuna en las elecciones de 2023.
Según pudo saber este diario, la banda de “giradores” que se movía entre los pliegues de la coalición oficialista también quiso extorsionar a un embajador de carrera que tuvo misiones diplomáticas de relevancia en el exterior. Una fuente del Palacio San Martín deslizó incluso la posibilidad de que ese funcionario haya sufrido tareas de espionaje ilegal, ya que fue “robado tres veces en el mismo lugar”. Ahora, la investigación está en manos del fiscal Carlos Rívolo.
Gómez Castañón, Di Santo y un tercer detenido se negaron a declarar. Mientras tanto, el fiscal propuso nuevas medidas de prueba a la jueza María Eugenia Capuchetti. El expediente, iniciado a partir de la denuncia de Asencio, ya acumula varias fojas. Las primeras medidas las tomó el juez que subrogaba el juzgado 6 durante la feria judicial, Marcelo Martínez De Giorgi, quien ordenó las detenciones de los cuatro miembros de la banda.
La declaración de Máximo
Las fuentes consultadas indicaron que Máximo Kirchner declaró como testigo en la causa y dijo desconocer a las personas que extorsionaron al funcionario en su nombre. El jefe de La Cámpora fue asesorado por el viceministro de Justicia, Juan Martín Mena, quien cuenta en su currículum con antecedentes en la AFI, como subdirector. Al parecer, el hijo de la vicepresidenta quiso saber si los detenidos tenían algún tipo de vínculo con los servicios de inteligencia.
La situación llegó también a oídos del canciller Felipe Solá, quien dio su apoyo al funcionario sometido a extorsión y autorizó una reunión en el Palacio San Martín a la que asistieron las personas involucradas en la maniobra. Asencio, el denunciante, forma parte del equipo de Solá desde hace años: fue concejal en La Matanza y diputado nacional. En la Cámara baja, fue parte del bloque “felipista” que también integró Daniel Arroyo, el saliente ministro de Desarrollo Social.
El hecho de que uno de los detenidos sea conocido en La Matanza, el distrito de origen de Asencio, llama la atención de los investigadores. También resulta sorprendente que la banda haya hecho espionaje sobre el funcionario de la Cancillería, al que le mostró fotografías de sus movimientos y extractos de sus cuentas bancarias. Ahora, el dirigente matancero tiene custodia policial en su domicilio, informaron fuentes judiciales.
Una de las medidas que facilitaron la captura de los tres integrantes de la banda fue la intervención de teléfonos celulares. Ahora, los investigadores están enfocados en la detención de la persona que se encuentra prófuga. “Máximo Kirchner ya declaró como testigo y respondió, ante las preguntas de los funcionarios judiciales, que no conoce a ninguno de los imputados”, agregaron las fuentes consultadas.
Una hipótesis que manejan los investigadores es que como Asencio no tenía contacto directo con Máximo Kirchner, entonces fue tentado por la banda cuyos integrantes se hacían pasar por emisarios del jefe camporista. El hecho de que la convocatoria haya sido en los días previos al cierre de listas sumó otro ingrediente político a la maniobra, que encendió luces de alarma tanto en la Cancillería como en el bloque oficialista de la Cámara baja.