El panorama internacional se recalienta en torno a la seguridad y el gasto en defensa, con movimientos estratégicos significativos desde Europa y declaraciones altisonantes del expresidente estadounidense Donald Trump. El Reino Unido anunció la adquisición de aviones de combate estadounidenses capaces de portar armamento nuclear, lo que representa un cambio sustancial en su doctrina defensiva desde los tiempos de la Guerra Fría. Hasta ahora, su política de disuasión se basaba exclusivamente en la flota de submarinos Trident.
Este fortalecimiento del poder militar europeo llega en un contexto de tensión creciente entre Washington y sus socios del Atlántico Norte. El presidente francés, Emmanuel Macron, criticó duramente la exigencia de elevar el gasto en defensa mientras se endurece la política comercial de EE.UU. “No podemos decir que vamos a gastar más, y luego, en el corazón de la OTAN, lanzar una guerra comercial”, afirmó, calificando la situación de “aberración”.
En el caso español, el presidente Pedro Sánchez ratificó el compromiso de su gobierno de destinar un 2,1% del presupuesto nacional al área militar, aunque el nuevo consenso entre aliados apunta al 5%. En respuesta a las tensiones, sostuvo que “España siempre es la solución, nunca el problema”.
Trump, sin embargo, celebró el nuevo marco de financiamiento en defensa afirmando que “es una victoria monumental para EE UU, porque pagábamos mucho más de lo que nos correspondía. Y era bastante injusto”. Además, elevó el tono al referirse específicamente a España, a la que acusó de incumplir los compromisos: “Es el único que se niega a pagar. Vamos a hacer que paguen el doble”.
Así, la discusión por el reparto de los costos en el seno de la OTAN se convierte en otro punto de fricción transatlántico, con Europa buscando mayor autonomía estratégica mientras enfrenta la presión de Washington por aumentar su contribución militar.