Con matices y diferencias puntuales que no terminan de disolverse, la relación entre Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta atraviesa un momento de madurez, quizás el de mayor armonía desde el inicio de la cuarentena por el coronavirus. Empujados por el avance de la pandemia, coinciden en los entornos del gobernador bonaerense y del jefe de gobierno porteño, redujeron al mínimo la desconfianza personal y hablan casi todos los días, más allá de los encuentros presenciales que mantienen en las horas previas a los anuncios.
La construcción de ese vínculo fue clave, dicen de uno y otro lado de la General Paz, para acordar medidas conjuntas en la etapa que empieza el lunes. No fue fácil. Recostado en una curva más estable de casos diarios, Rodríguez Larreta pretendía seguir adelante con el cronograma de apertura que difundió el gobierno porteño después de los anuncios anteriores. Con un número creciente de contagios sobre los hombros, Kicillof pidió congelar ese proceso durante dos semanas. Discutieron, analizaron cifras, se pusieron de acuerdo, una vez más.
«Son dos ñoños. Viven pasándose papers por Whatsapp y cuando se encuentran los debaten. Al principio había desconfianza. Pero ya pasó mucho tiempo, trabajaron juntos y se fueron conociendo», cuenta un funcionario de la mesa chica del gobernador. «Está muy bien la relación entre ellos y también con Alberto», aseguran en el entorno de Larreta, y detallan que la Ciudad se propuso consolidar las aperturas dispuestas para la etapa 1, que finalizan el lunes, con la habilitación de comercios en avenidas de alta circulación.
¿Cómo sigue?
¿Se mantendrá la armonía después del 16 de agosto, cuando termine esta décima etapa de cuarentena? «Nadie puede decir que va a pasar la semana que viene. Es muy inestable y dinámico todo», dice un ministro nacional, que trabaja en el diseño de la estrategia sanitaria. «La relación es muy buena, inmejorable. En este tema es como si fuéramos todos del mismo equipo», se entusiasma un integrante de la mesa chica de Fernández.
El momento de armonía entre Kicillof y Larreta, lejos de aquellos días de discusión por los runners, se expuso también durante los anuncios frente a cámara. Aunque el gobernador volvió a hacer hincapié en que la situación epidemiológica en la Ciudad de Buenos Aires es más grave que en territorio bonaerense, insistió en que el área metropolitana es una sola zona sanitaria. «No hay forma de que nos dividan, no hay forma de que nos hagan pelear», afirmó.