Hasta la medianoche hubo intentos de acercamiento que fracasaron. Juntos por el Cambio dice que el quórum “no fue legal” y hubo un escribano contratado por la UCR que anotó a los diputados presentes. Buscan reflotar las negociaciones con la reforma judicial como telón de fondo.
La bandera argentina subía por el mástil con un coro de insultos, silbidos y gritos de fondo. No se recuerda en la Cámara baja un izamiento similar. Sergio Massa levantó la voz, pidió seguir adelante y propuso entonces que se entonara el himno nacional.
Solo ahí, casi el centenar de diputados presentes de Juntos por el Cambio hizo silencio y acompañó la canción patria. Enseguida volvieron a chiflar y a gritar, y empezaron a pegarle a las bancas, como tambores, después de que en la reunión de labor parlamentaria fracasaran varios intentos de acercamiento entre el oficialismo y la oposición, tras ocho horas de negociaciones por el protocolo de funcionamiento de sesiones virtuales, instrumentado en mayo por la pandemia en un contexto de armonía política, vencido hace casi un mes y que el Frente de Todos prorrogó ayer sin el visto bueno de Cambiemos.
Pasada la 1 y 10 de la madrugada, los diputados de la oposición, que el FDT subestimó en la previa en el número que reunirían en el Parlamento, abandonaban el Congreso mientras uno de los legisladores del oficialismo se refería adentro al “show mediático” y Massa habilitaba el tratamiento de dos proyectos vinculados al turismo y la pesca ilegal. “Mañana empezamos de nuevo”, resaltó uno de los referentes de Cambiemos. Afuera ya llovía con un poco más de intensidad. Y un grupo de manifestantes todavía gritaba bajo el agua.
Finalmente, entre los que quedaron en el recinto y los que estuvieron presentes de manera virtual, aprobaron dos leyes, de Sostenimiento y Reactivación Productiva de la Actividad Turística Nacional (127 votos positivos y 2 abstenciones) y de modificación del régimen de infracciones contra la pesca ilegal (129 afirmativos), aunque Juntos por el Cambio seguramente pedirá que la sesión sea impugnada.
Anteriormente, al filo de la madrugada, el presidente de la Cámara baja y los principales diputados de la oposición todavía buscaban entre bambalinas una salida decorosa a la bochornosa encerrona parlamentaria a la que llegaron ayer tras sucesivos traspiés en las negociaciones. Pero volvieron a fracasar. En el recinto, los legisladores opositores se turnaban para cuestionar con dureza al oficialismo, y viceversa. Para esa altura, ni el Frente de Todos ni Juntos por el Cambio estaban dispuestos a resignar capital político.
En la puerta del Salón de los Pasos Perdidos, un escribano contratado por la UCR tomaba lista de los legisladores presentes: anoche, desde el interbloque analizan la impugnación de la sesión en la Justicia, aunque buscaban un nuevo canal de diálogo para evitar la judicialización.
Durante toda la tarde del jueves, en la mesa de negociaciones de la reunión de labor parlamentario se tiraron al menos tres propuestas de prórroga del protocolo vencido, después de semanas de escaso diálogo político entre Massa, Máximo Kirchner, Mario Negri, Cristian Ritondo y Maxiliamo Ferraro, acorde al cada vez más tirante vínculo entre la oposición y el oficialismo.
Se habló de prorrogar el protocolo virtual solo para la sesión de ayer, para el tratamiento de la emergencia turística y la pesca ilegal en las Malvinas. De extenderlo para otros debates
puntuales, sesión por sesión, para temas vinculados a la pandemia. O de prolongar el reglamento votado por primera vez en mayo por un mes con la aclaración, pedida por la oposición, de que la reforma judicial y el cambio en la fórmula de actualización de los haberes jubilatorios que plantea el Gobierno debían discutirse solo de manera presencial, en otro ámbito, e introducir la excepción de que puedan ausentarse aquellos diputados y diputadas considerados de riesgo o incluso los que manifiesten algún temor de sesionar en medio de la pandemia.
Con el correr de las horas, las versiones sobre el nuevo protocolo, que el oficialismo aprobó en labor sin votarlo en el recinto, variaron.
Hubo después un stand-by en las conversaciones. Se mencionó bien entrada la noche la posibilidad de que incorporara una cláusula de sesiones presenciales sin límite pero sin especificar los temas, si no que dejaba abierta la opción a pedido de los bloques. Tampoco hubo acuerdo. Pasadas las 19, Elisa Carrió le dedicó a Massa un mensaje a través de sus redes sociales: “Oportunista y golpista”, escribió la fundadora de la Coalición Cívica. Para un sector del PRO, no fue una buena señal.
La puja entre los sectores moderados y radicalizados de la oposición, y el oficialismo, obligan a redoblar esfuerzos ante cualquier intento de consenso entre ambos espacios. Lo de ayer en Diputados no fue la excepción.
En las semanas previas, tras la media sanción del Senado, la oposición había avisado que no avalaría el tratamiento parlamentario de forma remota de la reforma del Poder Judicial, que tensó aún más la relación del Gobierno y la oposición de Juntos por el Cambio.
Hasta ahora, el protocolo de sesiones virtuales acordado en mayo se había votado, y prorrogado en tres oportunidades, con el consentimiento de todos los bloques. Ayer, ese consenso se rompió. Hasta nuevo aviso.