La secuencia de marchas opositoras al Gobierno, sumado a la repetición de imágenes de grupos de manifestantes contra su gestión en los canales de televisión lo terminaron de convencer. La calle, el terreno que le vedó al peronismo la pandemia, tendrá un día permitido en la pandemia, el 17 de octubre.
Tras los pedidos de gobernadores y sindicalistas, el presidente Alberto Fernández cambió su postura y habilitó una movilización, que tendrá como particularidad una mezcla de territorialidad y redes sociales. Todo, según dijeron fuentes cercanas al jefe del Estado, con «los cuidados necesarios» para evitar contagios masivos.
En el oficialismo hay muchas conversaciones internas para tratar de «conducir» la manifestación de reivindicación al Gobierno y evitar que se transforme en una aglomeración que contradiga el mensaje de cuidado y distanciamiento social ante la pandemia.
Por ese motivo, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, buscó anoche bajarle el tono al tema, cuando entrevistado en la señal TN dijo que se estaba pensando más en un acto virtual que presencial.
«El miedo es que vayan todo para la Capital y explote Plaza de Mayo. Sería una foto muy negativa», admitió uno de los que están al tanto de la organización, de la que participan la CGT, los intendentes y gobernadores oficialistas y los movimientos sociales.
Por ese motivo están pensando en una mezcla de actos en las principales plazas del país, debidamente acondicionadas, y un intenso intercambio en redes sociales.
En medio de un escenario social complejo por la crisis económica y con números elevados de contagios de coronavirus, el jefe del Estado dio su aprobación a la idea de «ganar la calle» el Día de la Lealtad peronista. Después de casi siete meses de cuarentena, el Frente de Todos se prepara para realizar una demostración de fuerza que le permita mostrar el respaldo social que tiene la administración de Fernández.
Aún no está decidido cómo participará el Presidente, aunque por estas horas se impone la idea de que dé un discurso junto al consejo directivo de la Confederación General del Trabajo en el histórico salón Felipe Vallese, que tiene una capacidad para unas 300 personas, espacio suficiente para garantizar el distanciamiento social. El mismo sería replicado por pantallas en las principales plazas del país, pero el epicentro de la movilización sería en la Plaza de Mayo. Esta idea, que gana fuerza en la Casa Rosada, todavía sigue en estado de deliberación.
«Será una movilización con distanciamiento, tecnología y un gran despliegue en redes sociales. Queremos hacer algo distinto, que nos permita estar en la calle sin poner en peligro la salud», anticipó uno de los principales asesores de Fernández. Obviamente, el primer temor es la posibilidad de un desborde de gente que termine generando un dolor de cabeza al Presidente.
Los principales referentes de la central obrera, con Héctor Daer (Sanidad) y Gerardo Martínez (Uocra) a la cabeza, ya anticiparon que el acto será presencial y virtual. La idea es que también se sumen gobernadores, legisladores, intendentes y trabajadores. ¿Estará presente Hugo Moyano? Nadie se anima a confirmarlo.
En Balcarce 50 existe una creciente preocupación por la percepción que buscan imponer, según describieron fuentes oficiales, desde la oposición y los medios de comunicación. Según
el razonamiento que gana fuerza cerca del Presidente, hay una intención por mostrar un generalizado hartazgo social.