Tras prohibir los vuelos desde y hacia Gran Bretaña por temor a una nueva cepa de coronavirus altamente infecciosa, el gobierno nacional analiza la posibilidad de cerrar las fronteras durante tres semanas, en un esquema similar al que aplicó Uruguay, o hacerlo de forma «quirúrgica», como sucedió con Inglaterra.
El ministro de Salud, Ginés González García, mantuvo un encuentro con algunos integrantes del comité de expertos que lo asesoran, entre ellos Ángela Gentile, Gustavo Lopardo, Eduardo López, Tomás Orduna y Omar Sued, para evaluar los avances del coronavirus en el mundo y el impacto que podría tener en la Argentina.
«Hablamos de la situación epidemiológica de nuestro país y por supuesto la del mundo. Nosotros vamos a tomar todos los días, porque nos juntamos todos los días, vamos a tomar todas las medidas necesarias, pero hoy no se trató de eso, no era este el ámbito. Vamos a estar atento a lo que pasa y vamos a tomar todas medidas que sean necesarias», dijo González García tras el encuentro.
Según el responsable del área de Salud, «el Gobierno está atento todos los días a cada una de las cosas que pasa». Además, ratificó que el gobierno de Alberto Fernández «trata de conseguir vacunas en todos lados».
La decisión de cerrar total o parcialmente las fronteras se tomará en las próximas horas, ya que el presidente Alberto Fernández; el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro del Interior, Eduardo De Pedro, aterrizaron en Buenos Aires pasadas las 20.30, después de pasar todo el día en Río Grande, Tierra del Fuego, donde se puso en marcha el gabinete federal.
Según informaron fuentes oficiales a LA NACION, entre las distintas opciones sobre la mesa, se analizaban el cierre de las fronteras hasta el 10 de enero o un esquema gradual, en cuyo caso la primera medida sería suspender el intercambio turístico con Brasil, que va camino a las 190.000 muertes y atraviesa un fuerte rebrote de casos de coronavirus.
«Tomamos las medidas que hay que tomar para cuidar la salud de los argentinos y argentinas», sostuvo De Pedro en una conferencia de prensa que brindó junto al ministro coordinador en Río Grande.
Y agregó: «Esta es una pandemia que genera mucha incertidumbre en el mundo. Ante un hecho nuevo, ante una investigación nueva o, en este caso, el descubrimiento de una cepa nueva, como siempre lo hizo, la Argentina toma inmediatamente las medidas que tiene que tomar para cuidar la salud de los argentinos y argentinas. Por eso, en el día de ayer hemos resuelto el cierre de los vuelos desde y hacia Gran Bretaña».
El modelo uruguayo. Entre las opciones que analiza el gobierno nacional asoma el ejemplo de Uruguay. El país vecino, a través de una ley especial, resolvió el cierre total de sus fronteras durante tres semanas. Además, se resolvió limitar el derecho constitucional de reunión, con la intención de frenar la propagación de coronavirus que ha generado alerta en las últimas semanas.
La nueva ley prohíbe el ingreso también de los uruguayos que están en el exterior y vuelven a su país para las fiestas de cambio de año y los primeros días del verano. El mandatario Luis Lacalle Pou desplegó hoy tropas para cerrar la frontera por tierra, mar y aire.
Mientras aguarda la llegada del primer avión con las primeras 300.000 dosis de la vacuna rusa Sputnik V, ayer, preocupado por la eventual propagación en territorio argentino de la nueva cepa de coronavirus que afecta sobre todo a Gran Bretaña, el gobierno de Alberto Fernández cerró las fronteras para vuelos desde y hacia ese país.
El vuelo rumbo a Moscú estaba previsto en la madrugada de mañana, pero se demoraría casi un día más. Llegaría al país con la vacuna desarrollada por el Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF, el fondo soberano de la Federación Rusa) el 24 o en Navidad.