Axel Kicillof, empoderado por Cristina Fernández de Kirchner y a partir del espacio que le deja el Gobierno Nacional, asume un rol que trasciende las fronteras de la provincia de Buenos Aires. El anuncio de la compra de millones de vacunas es más propio de un Presidente que de un gobernador habilitado hace un mes para hacerlo. Y hoy, Kicillof terminó de validar la adquisición de gran cantidad de vacunas: 10 millones hace 15 días, 5 millones adicionales con CanSino ahora. Esto con el dato adicional que, casi en simultáneo a que la ANMAT le otorga la autorización de emergencia a dicha vacuna, el gobernador confirma que había un contrato ya preestablecido y firmado el 4 de junio.
Con los límites a la gestión que le imponían las protestas de los padres organizados, el Gobernador anuncia la vuelta las clases presenciales a partir del miércoles de la semana próxima en el conurbano y en distintos distritos del interior. Presencialidad limitada, ya que se trata del régimen previo al 14 de abril, acotado a un máximo de 4 horas por día, con problemas no menores.
Con lo cual, después de validar a los gremios, Kicillof termina yendo en búsqueda de los votos, que están más en los padres que en los gremios docentes. Por eso vuelve a cierta presencialidad que le va a devolver un poco de orden a las familias, en una provincia (como en todo el país) donde ya no hay licencia para restricciones, y que va camino a aperturas porque la economía no tiene margen para no oxigenarse. No hay plafón, no hay manera de hacerlo de otra forma.
