El monto operado está en baja desde la última medida que complicó el acceso de los importadores al mercado y marcó su menor nivel en 23 días
Suele ocurrir cada vez que el Gobierno adopta medidas que restringen más la demanda de divisas: en paralelo, la oferta tiende a disminuir.
El axioma volvió a verificarse hoy, al mostrar el volumen transado por la plaza oficial el tercer retroceso consecutivo y marcar su menor nivel de los últimos 23 días: apenas superó los US$128 millones, siendo el menor monto desde el 17 de enero, fecha en que la plaza redujo su actividad (operó apenas US$125,9 millones) por la actividad acotada en los mercados de Estados Unidos al celebrarse el Día de Martin Luther King.
El total pactado en operaciones de contado muestra así una caída del 14% respecto de la rueda de ayer y del 40% respecto de los US$214 millones negociados el lunes, al abrir la semana. Si se toma como parámetro la rueda del miércoles anterior, la merma llega al 31%.
El repliegue de la oferta, pese a una demanda cada más reprimida, apenas dejó espacio para que el BCRA recompre otros US$2 millones (adquirió unos US$54 millones en lo que va de la semana y mantienen un saldo equilibrado de intervenciones en el mes), monto apenas testimonial aunque imprescindible, dado el mínimo histórico que exhibe su tenencia neta y el “rojo” cada vez más marcado en que se ha sumergido desde fin de año su posición “líquida”.
Y se registró en una jornada en la que el BCRA moderó el ajuste del tipo de cambio mayorista oficial, al que dejó trepar apenas 7 centavos, a $105,89 para el tipo vendedor, tras el alza de 14 centavos avalada ayer. Con todo, el billete ya acumula en lo que va de la semana una suba de 48 centavos, con lo que recorrió en tres ruedas el 84% del camino alcista de la semana anterior (cuando trepó 57 centavos en total, marcando la corrección semanal más alta desde el inicio del año).
Los datos parecen confirmar que el BCRA busca mantener una política cambiaria errática, más allá de haber avanzado claramente en la decisión de aumentar el ritmo de devaluación del peso, algo que ahora también le reclama el FMI para avanzar en firme hacia un acuerdo por la deuda.
Hay que recordar que el Gobierno avanzó en los últimos días en una nueva y fuerte limitación a la demanda de importadores con una medida administrativa.
La AFIP recortó notablemente la Capacidad Económica Financiera (CEF) de las empresas importadoras, una vara determinante para poder acceder a una SIMI (un permiso de importación), con lo que trabó el acceso de muchas de ellas a los dólares a la cotización oficial.
Esto disparó numerosas quejas y dejó la puerta abierta a posibles juicios, según denuncias de los representantes legales de las compañías afectadas. “El parámetro utilizado por la AFIP para calcular el nuevo CEF no condice con la documentación e información brindada para su cálculo, lo que da a entender que hubo una disminución arbitraria del criterio utilizado”, denunció ayer el estudio jurídico Baker McKenzie, que no dudó en calificar a esta restricción administrativa a la importación como “discriminatoria y violatoria de los compromisos internacionales”.
En el mercado no dudan en relacionar la imposición del nuevo filtro con la crisis extrema de las reservas netas y la necesidad de “administrar” la situación por al menos un mes y medio, es decir, hasta que se avance en un acuerdo con el FMI que permita postergar los pagos de deuda externa proyectados para marzo, y el complejo sojero realice las primeras liquidaciones de la nueva cosecha, algo que estiman favorecido por el repunte que tuvo en las últimas semana el precio internacional de esa oleaginosa, que hoy avanzó otro 1,6% en Chicago (a US$585,69 la tonelada). Pero dudan que eso alcance.