La oposición cree que Molea podría encabezar una nueva bancada y terciar en cada debate del Consejo de la Magistratura; aún resta definir si juran los consejeros enviados por Cristina y Massa
Algo cambió en el Consejo de la Magistratura y no solo su presidente. La llegada de cuatro nuevas consejeras y del juez de la Corte Suprema Horacio Rosatti al frente del organismo le dio otra visibilidad y descongeló su funcionamiento, aun antes de tener su primera reunión formal.
Hace 15 días la Corte asumió la presidencia del Consejo de la Magistratura, en un formato de 20 integrantes, al cumplirse el plazo que le había dado al Congreso para que aprobara una nueva ley con una composición distinta a la de 13 miembros, que el kirchnerismo sancionó en 2006. En estas dos semanas juraron las cuatro nuevas consejeras que llevaron de 13 a 17 el número de miembros y se sumó Rosatti.
La Corte logró algo inédito: que firmen de manera unánime estos 18 consejeros para expulsar de un concurso para la Cámara de Casación al juez federal con competencia electoral de Mendoza, Walter Bento, multiprocesado por sobornos, lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. A pesar de esos cargos, firmes, el oficialismo venía protegiendo a Bento para que no avanzara su suspensión. Pero los nuevos aires fueron suficientes para que cesara la protección institucional.
Ahora, el desafío es poner en marcha al Consejo en el día a día de la gestión. Por un lado, resta que juren los dos consejeros que envió el Congreso: Cristina Kirchner dividió su bloque y mandó al senador Martín Doñate, mientras que Sergio Massa designó a la radical Roxana Reyes.
El senador radical Luis Juez impugnó ante la Justicia la designación de Doñate y lo mismo hizo el jefe de bloque del Frente de Todos en Diputados, Germán Martínez, con respecto a Reyes. En ambos casos, la Justicia ya rechazó preliminarmente los planteos presentados, por lo que está más cerca el juramento de los dos consejeros restantes, para que se complete el cuerpo de 20 miembros.
A la espera de una definición se está acordando la primera reunión de labor de todos los consejeros para este jueves, aunque hay dudas porque no lo permitiría la agenda legislativa. Gerónimo Ustarroz, consejero de la magistratura en representación del Gobierno, tensó la situación: planteó que si no asumen Doñate y Reyes no hay labor.
El otro desafío que va a tener el nuevo Consejo es funcionar con la misma diligencia que exhibió para expulsar al juez Bento del concurso para la Casación. Antes de la llegada de Rosatti las fuerzas en conflicto estaban equilibradas y era imposible votar una terna para ocupar vacantes en los juzgados o aprobar el inicio de un juicio político. El oficialismo no conseguía los dos tercios de los votos y la oposición se juró no facilitar ni un voto.
Con 20 miembros, la situación podría cambiar. Hasta ahora, al bloque oficialista se le sumaban el juez Alberto Lugones y la diputada Graciela Camaño. Y al bloque opositor se adosaban el resto de los jueces y abogados.
Diego Molea, rector de la Universidad de Lomas de Zamora y consejero por los académicos, apoyaba al kirchnerismo. Pero ahora parece adoptar una posición al menos más distante. De hecho, fue el único oficialista presente en la jura de las nuevas consejeras. Molea sumó dos aliadas con la abogada María Fernanda Vázquez, decana de Derecho de Lomas de Zamora, y la académica Pamela Tolosa, profesora de la Universidad del Sur.
En la oposición creen que se adivina un nuevo equilibrio de fuerzas con tres bloques: oficialista, opositor y el minibloque de Molea, que, según esta interpretación, se convertiría en el fiel de la balanza. Eso lo habilitaría a negociar tema por tema.
La nueva dinámica entre los consejeros también podría contribuir a destrabar el funcionamiento del Consejo. Por ejemplo, en el estamento de los políticos creen que si Rosatti vota en un sentido, a los consejeros jueces podría no serle fácil no acompañarlo. El mismo razonamiento podría extenderse a la oposición. “La oposición no va romper con Rosatti y los jueces no va a romper con Rosatti”, interpreta un hombre de Juntos por el Cambio que sigue en detalle los temas judiciales.
Estas situaciones que descongelarían el funcionamiento del Consejo de la Magistratura alarman, sin embargo, al ala dura de Juntos por el Cambio. ¿Por qué? Porque hoy están en juego ternas para 18 concursos, pero la atención está puesta en dos lugares en la Cámara Federal porteña y tres jugados de primera instancia en Comodoro Py. Los primeros dos puestos son ocupados por los camaristas Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, a quien Cambiemos trasladó a esos lugares. Los juzgados de primera instancia están siendo subrogados por los jueces Daniel Rafecas, Julián Ercolini y Marcelo Martínez de Giorgi.
Cualquier cambio allí implicaría para Juntos por el Cambio una pérdida, interpretan en esa fuerza política. Aun si hay una negociación, por las candidatos de las ternas, no confían en que luego Alberto Fernández o Cristina Kirchner las respeten, al enviar los pliegos pactados.
Rosatti, por su parte se reunió la semana pasada con todos los consejeros, en privado, para escuchar sus inquietudes y dar un mensaje: que el Consejo está rumbeando hacia otro lugar, que se trata de una gestión de la Corte y que la idea es el consenso. Rosatti se reserva la posibilidad de dirimir en los conflictos cuando no haya acuerdo.
En esos encuentros transmitió la idea de que se convertiría en un facilitador, orientador, sobrevolando el conflicto con la idea de buscar acuerdos, dijo uno de los asistentes a esas charlas.