Una luz de alarma se encendió en el tablero de control ideado por el Ministerio de Economía para “cuidar los dólares”. El complicado arranque del nuevo Sistema Integrado de Importaciones de la República Argentina (SIRA) amenaza un área que, por tener un régimen de excepción especial, había permanecido hasta ahora al margen de las demoras por las trabas para ingresar productos extranjeros en el país: los medicamentos.
Según fuentes de la industria farmacéutica, en la peregrinación empresaria a la Secretaría de Comercio esta semana está previsto que vayan representantes de los laboratorios extranjeros, que quieren plantear problemas que están sufriendo para traer tanto principios activos como medicamentos terminados. Los reclamos se sumarán así al pedido por escrito -aún sin respuesta- que sus pares nacionales le hicieron la semana pasada al presidente del Banco Central, Miguel Pesce, por los pagos anticipados para importar bienes de capital.
Si bien el rubro debería estar exento, no se están liberando las compras al exterior y la cartera que conduce Matías Tombolini está pidiendo a las empresas que expliquen qué tipo de pacientes necesitan determinados medicamentos importados, comentó uno de los ejecutivos consultados. “Está casi todo trabado por problemas del sistema, pero hay pacientes detrás, incluso bebés, esperando. Deben entender que el laboratorio trabaja sin stock”, agregó el directivo.
“La situación es compleja. A pesar de la resolución que exceptúa a todos los medicamentos del régimen general, la Secretaría va destrabando caso por caso cuando le llega el reclamo de los laboratorios. Y la liberación sale a 180 días, como cualquier otro bien de la economía; el tema es que si algo sale mal lo que está en juego es la salud de los pacientes”, completó.
Será esta la primera gestión de la Cámara de Especialidades Medicinales (Caeme) con la Secretaría de Comercio tras su cambio de presidente: Guillermo Browne, número uno de Merck Sharp and Dohme (MSD), acaba de reemplazar a Nicolás Vaquer, quien dejó el puesto de CEO de Pfizer Argentina. Vaquer es un ejecutivo que tuvo notoriedad pública durante la pandemia por su rol durante la sinuosa y polémica negociación entre el laboratorio y el gobierno de Alberto Fernández para adquirir la vacuna contra el Covid 19 producida por esa compañía norteamericana. Fue quien tuvo que desmentir en el Congreso que Pfizer quería embargar los glaciares, versión que había lanzado un médico asesor de Axel Kicillof.
Fuentes de Comercio dijeron: “En principio no están convocados, quizá sea por el lado del Ministerio de Salud el tema; lo que sí nosotros vamos a estar revisando un poco el tema para ver cuáles son esos reclamos, porque a nosotros no nos figura nada trabado en cuanto al sector”.
En tanto, desde el ámbito de los laboratorios nacionales agregan: “El sistema se está ajustando, estamos esperando que se hagan las adecuaciones informáticas necesarias. Se asume que los productos exceptuados no tendrán problemas. La preocupación está en aquellos insumos y materias primas que no están exceptuados y que sus proveedores y los laboratorios los necesitan para su normal funcionamiento”. Se trata de bienes intermedios o insumos no médicos como plástico, cartón y accesorios.
Ajena al mundo farmacéutico, una fuente con conocimiento de todo el espectro industrial señaló que “el principal despelote hoy es que el sistema no está funcionando bien. No están claros los plazos de liquidación; nos dijeron que iban a quedar como estaban antes, pero todavía no están integradas las bases y los plazos de liquidación del Banco Central con el SIRA, y hay problemas con los anticipos. Más allá de que los funcionarios tienen la intención de mejorar, hay una sensación de hastío porque esta situación viene de arrastre; las empresas vienen con problemas desde hace tiempo”.
En el Gobierno insisten en que los problemas se están solucionando y que los que se quejan son los excluidos, aquellos que se habían presentado en la Justicia contra el sistema anterior (SIMI) para pedir medidas cautelares que les permitían importar y aún no desistieron. La realidad parece ser mucho más intrincada.