El misterio comenzó a generarse pasadas las seis de la tarde del jueves, cuando el Embraer Lineage 1000, con matrícula YV3016, de la aerolínea de bandera venezolana Conviasa, aterrizó en el aeropuerto internacional de Ezeiza, del que se fue solo dos horas después, con destino a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, según fuentes de la ANAC.
Poco y nada se sabe desde entonces de los seis pasajeros del avión que se quedaron (ocho miembros de la tripulación emprendieron el regreso), más allá de la certeza de que son, efectivamente, diplomáticos “de segundas líneas” del régimen de Nicolás Maduro, que iniciaron entonces su estadía en Buenos Aires, según fuentes oficiales. Ni la Cancillería ni la Policía de Seguridad Aeronáutica (PSA), encargados de la atención de los enviados, aceptaron dar más información sobre la delegación, que tampoco figura en las redes sociales de la embajada venezolana en el país. “Es un tema sensible”, respondieron desde una de las terminales oficiales como argumento para no dar mayores detalles y con la intención de no generar roces innecesarios con el régimen venezolano. Un dato adicional: dos diplomáticos venezolanos que estaban en Buenos Aires aprovecharon la oportunidad y se subieron al avión que despegaba rumbo a Bolivia, siempre según fuentes que pidieron anonimato.
La delegación está compuesta por personal de seguridad e inteligencia a las órdenes del poderoso general Jorge Elieser Márquez Monsalve, ministro del Despacho del Gobierno de Nicolás Maduro, uno de sus hombres de máxima confianza y encargado de su seguridad, que incluye el control de sus viajes fuera de territorio venezolano. El objetivo es revisar todos y cada uno de los detalles de la eventual visita del mandatario chavista a Buenos Aires, invitado a la cumbre de la Celac, el próximo martes 24.
¿Qué están haciendo en el país? “Lo que hacen todas las avanzadas de todos los presidentes del mundo. Inspeccionan el lugar del evento, revisan los recorridos posibles hasta el alojamiento, cronometran los traslados en auto, revisan el menú previsto”, comentaron fuentes al tanto del trabajo de los recién llegados, con vistas al encuentro de presidentes que esta vez se desarrollará en el hotel Sheraton de Retiro.
Un trabajo sigiloso que, en muchas ocasiones, se supedita a una decisión de última hora. No sería la primera vez que Maduro cancela una visita prometida (en este caso aún no confirmó su presencia), como ocurriera días atrás en la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva como nuevo presidente del gigante sudamericano.
Sobre el avión, fuentes oficiales reiteraron que, por tratarse de un avión de carácter oficial, no es pasible de sanciones y menos incluso de incautación, dado que su status le otorga protección según tratados internacionales.
Desde la Cancillería y la diplomacia evitaron una respuesta tajante sobre la eventual visita de Maduro al país. “Lo van a analizar hasta último momento. Nos vamos a enterar si viene o no el día anterior”, dijo una fuente oficial, mientras ultiman los detalles de la cumbre, que marcará además el final de la presidencia argentina de la Celac, aunque esa presidencia podría extenderse un año más en caso de no haber unanimidad en torno al país sucesor.
Si bien el mensaje inicial era que Maduro no vendría a la Argentina para no opacar el retorno triunfal y formal de Lula y de Brasil a la Celac, el violento asalto a edificios gubernamentales perpetrado por miles de simpatizantes de Jair Bolsonaro y que jaqueó durante largas horas al gobierno de Brasil, podría, según fuentes del gobierno argentino, torcer esa negativa inicial.
“La cumbre será un buen momento para transmitir solidaridad con Lula, y Maduro tendría menos razones para pensar que puede pasar algún momento ingrato”, detallaron fuentes del Gobierno, en referencia a eventuales choques dialécticos del presidente venezolano con presidentes ubicados en las antípodas, como el uruguayo Luis Lacalle Pou, o que lo han criticado por sus políticas electorales y de derechos humanos aún siendo de su misma orientación ideológica, como el presidente de Chile, Gabriel Boric.
La presencia de Maduro podría fortalecer aún más los vínculos con la Argentina, normalizados con la asunción del embajador Oscar Laborde en Caracas y la de Stella Lugo como embajadora venezolana en el país.