“Como decía Perón, la elección es un acto cuantitativo y hay que juntar los votos. Todo lo que nos distraiga es un problema. Más adelante habrá tiempo para debates y reflexiones”. Andrés Larroque, uno de los comunicadores más llanos de la doctrina kirchnerista, fue claro días atrás, cuando rompió el silencio que mantuvo durante las definiciones electorales. El “Cuervo”, que fue el primer militante de la candidatura de Cristina Kirchner, reconoció que lo único que importa ahora es evitar el triunfo de la oposición -”Es peronismo o liberalismo”, dijo- y que, por lo tanto, no hay tiempo para lamentar la ausencia de un postulante K en la fórmula.
El traumático cierre de listas en el oficialismo logró que emergiera una fórmula de unidad en el último minuto, con Sergio Massa al frente. Pero eso no vino acompañado de un acuerdo programático a futuro. Lo que siguió al cierre de listas fue una gran sobreactuación de la unidad del peronismo (“la semana de la dulzura”, bromeó un colaborador K), sin que se esbozara una plataforma electoral, pese a que la vicepresidenta machacó varias veces con la necesidad de un “programa” para garantizar que sobrevivan sus políticas más allá de los nombres.
La experiencia no es buena: la propia vice recordó que los problemas con Alberto Fernández comenzaron incluso antes de que terminara la campaña de 2019.
Cerca de Cristina aseguran que habrá un acuerdo programático en las próximas semanas o meses. “Seguramente en el transcurso de la campaña va a haber un programa, es una campaña muy larga”, advirtió un colaborador que orbita muy cerca de Cristina. “Hay tiempo para plasmar un compromiso con la sociedad hacia adelante. Por ahora está claro la diferencia de modelos entre nosotros y Pro”, agregó.
Búnker y equipos técnicos
El armado de la estrategia electoral fue tan vertiginoso, que en Unión por la Patria recién ahora están montando un búnker de campaña en un imponente edificio vidriado en Bartolomé Mitre al 300, a pocos metros de la Casa Rosada. El pasado viernes todavía circulaba por allí un camión con mobiliario y estructuras. Se estima que ese espacio permitirá montar un estudio de grabación y desplegar equipos de redes sociales.
También podrían desembarcar allí los equipos técnicos de las distintas facciones de Unión por la Patria, que son los que, eventualmente, tendrán que abocarse a trabajar una propuesta de fondo.
Hasta acá, no obstante, Unión por la Patria avanzó con el envión de los gestos forzados de Massa para suturar las heridas que dejaron las listas. El ministro logró subir a todos a su campaña, con el consultor estrella del oficialismo, el catalán Antoni Gutiérrez Rubí, como un factor aglutinante, por la aceptación que tiene en Cristina y Alberto Fernández. “El catalanismo está siendo importante para fomentar la unidad”, reconoció un referente del Frente Renovador.
Para recordar que existen diferencias de fondo entre el kirchnerismo y el massismo está la boleta de Juan Grabois. El líder del MTE apuntará en su campaña, justamente, a dar el debate de la orientación política y programática de UP. Se comprometió a no lanzar munición gruesa contra Massa, pero buscará demostrar que su postulación está avalada por Cristina y que votarlo a él será útil para condicionar al ministro de Economía.
En el Frente Renovador creen que ya se ensayó un camino común en el año que lleva Massa al frente del Palacio de Hacienda, y que hay un acuerdo en la práctica, pese a que nunca se puso por escrito. “Si bien no hay un programa en papel, hace tiempo que hay una coincidencia porque Sergio marcó un rumbo en el Ministerio de Economía”, dijo uno de los cuadros técnicos del massismo que genera más confianza en el candidato presidencial.
“Ya coincidimos todos en que al FMI hay que pagarle y que lo importante es el cómo: tiene que ser con crecimiento y recalibrando el programa. Las tratativas de Massa con el FMI hoy están dentro de los parámetros aceptados por los actores de Unión por la Patria”, dijo. Y agregó: “Coincidimos en el cambio de la matriz productiva con foco en la energía, el campo y la economía del conocimiento. Y la relación con China mostró que, si bien Massa tiene una relación directa con el mundo occidental, también hay una apertura”.
Hasta ahora hubo una primera experiencia de trabajo conjunto entre los think tanks del kirchnerismo y del massismo en la Escuela Justicialista Néstor Kirchner (EJNK), que Cristina presentó en La Plata en abril. Allí confluyen la Escuela de Gobierno Proyectar, del Frente Renovador, y el Instituto Patria, entre otros sectores. “La EJNK es de formación, pero al menos nos sirvió para conocernos”, reconoció uno de sus directivos.
Eduardo “Wado” De Pedro -que había armado un dispositivo de campaña antes de lanzarse- había anotado a la Fundación Gobernar, con cuadros técnicos, para darle sustento a su proyecto. Según esa estructura estará a disposición de la oferta electoral definitiva de UP.
Más allá de los esfuerzos por converger en campaña, nadie tiene en claro cómo transmutaría el acuerdo electoral entre el kirchnerismo y Massa en un eventual acuerdo de gobierno. “Esta vez es el fin de la inocencia para nosotros, no vamos a poder decir que Massa nos cagó. Pero con todo lo tramposo que puede ser Sergio, se parece más a nosotros que el resto y ahora hay que ganar”, lanzó un colaborador del kirchnerismo.
Si bien la fórmula de unidad levantó el ánimo del peronismo y aumentó las chances electorales, en UP todos saben -por los sondeos que leen- que el partido es muy difícil. Esa fue la conclusión que sacaron, por caso, en la primera reunión de campaña de la provincia de Buenos Aires, que buscará la reelección de Axel Kicillof. Si Massa queda en el camino, el kirchnerismo ya elaboró su plan B en la confección de las nóminas legislativas. El programa, entonces, será el de la resistencia.