Salvador Baratta dice que, después de su familia, lo más importante para él es “la institución policial”. Por eso, explica, su candidatura a concejal de Lanús bajo el sello de Juntos por el Cambio quedó en segundo plano cuando Carolina Píparo lo convocó para ser el ministro de Seguridad en un eventual gobierno en la provincia de Buenos Aires, si es que ella gana la gobernación.
“Los partidos son partidos y uno tiene que defender las convicciones personales”, responde cuando se le pregunta por su heterogénea trayectoria política, que incluye su paso por la subjefatura de la Policía Bonaerense durante la gestión de Daniel Scioli (2009-2011) y un mandato como concejal del Frente Renovador de Sergio Massa (2011-2015).
Después de 31 años en la fuerza y tres heridas de bala, Baratta se define a sí mismo como “un hombre de la seguridad”, y habla del ofrecimiento de Píparo como un “reconocimiento histórico” para la Policía que, indica, es “bastardeada por la política”. De hecho, destaca que su primera reacción tras recibir la propuesta de conformar un posible gobierno provincial de La Libertad Avanza fue consultar con sus excompañeros de la Bonaerense. “No es una propuesta a un hombre, es una propuesta institucional. Es la primera vez que un partido político con posibilidades nos propone a los policías conducir el Ministerio de Seguridad”, señala. Cuando se fue de la Policía Bonaerense, Baratta encabezó el Sindicato de Policías y Personal Penitenciario (SinPoPe).
Hoy dice que para combatir el negocio de la droga, se necesitan 200 efectivos entrenados -y que si no hay, su idea es convocar a los retirados- y reclama un tratamiento “igualitario” en la Justicia. “Que los tiros que tiro yo sean igual que los que tiran los narcotraficantes”.
En el equipo de Néstor Grindetti el anuncio de Baratta no cayó nada bien. Una persona del entorno del candidato a gobernador e intendente de Lanús en uso de licencia deslizó que la razón por la que el expolicía saltó de partido fue porque se le negó la posibilidad de ocupar el mismo cargo que le ofreció Píparo en el gabinete provincial de Juntos por el Cambio, de ganar el 22 de octubre. “Creemos que quien tiene que conducir el Ministerio de Seguridad es un civil”, explica.
“Son unos mentirosos”, responde Baratta sobre esta acusación, mientras asegura que ya presentó su renuncia a la postulación como edil de Lanús. Su vínculo con Juntos por el Cambio, según precisa, tiene que ver con la buena relación que mantiene con Diego Kravetz, actual intendente local y exsecretario de Seguridad, quien lo convocó para integrar el quinto lugar en la lista de concejales. “Con Néstor Grindetti no tengo diálogo”, subraya.
Kravetz confirmó el buen vínculo con Baratta y detalló el diálogo que mantuvieron después de que el exuniformado le transmitiera su decisión de liderar el Ministerio de Seguridad en un posible gabinete provincial de La Libertad Avanza. “Me dijo que era el sueño de su vida y yo le dije que le de para adelante”, relató Kravetz.
A pesar del viraje político hacia el campamento libertario, Baratta asegura que sigue apoyando a Kravetz. “Es uno de los mejores candidatos de Lanús”, señala.
“Entre la política y la Policía, siempre voy a estar con la Policía, que es el segundo amor de mi vida”, dice el exsubjefe de la Bonaerense, quien apoya a la Asociación de Policías Heridos y Desamparados (Apohede).
Con Julián Álvarez, el postulante camporista de Unión por la Patria para la intendencia local, tuvo una fuerte discusión en 2013. En ese momento, el expolicía se había retirado de la fuerza y estaba al frente de SinPoPe, mientras que Álvarez se desempeñaba como secretario de Justicia provincial. Tras un acuartelamiento de la Policía Bonaerense -que se replicó en la mayoría de las provincias del país- el entonces funcionario acusó a Baratta de organizar el levantamiento policial. Baratta le respondió: “Es una locura lo que dijo este muchacho. Estamos trabajando desde el viernes con el ministro [de Seguridad Alejandro] Granados para destrabar el conflicto”, dijo en ese momento. Después de las medidas de fuerza, los uniformados lograron un aumento salarial del 82% al pasar de $4700 a $8570.
En SinPoPe, Baratta buscó sindicalizar a la policía bonaerense, pero la Corte Suprema se lo negó en 2017. En paralelo con esa militancia gremial, consiguió en 2011 una banca como edil de Lanús por el Frente para la Victoria, en la lista de Omar López. Con el apoyo del peronismo para disputar una interna con el entonces intendente kirchnerista Darío Díaz Pérez, López perdió, pero Baratta logró ingresar al Concejo Deliberante local. No obstante, rompió con su bloque y se unió al Frente Renovador de Sergio Massa, aquel que proponía barrer a “los ñoquis de La Cámpora”.
En 2019, cuando el actual ministro de Economía y candidato presidencial vuelve a cruzar el Rubicón y se alinea con la postulación de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, Baratta rechazó asumir como concejal y abandonó el Frente Renovador.
En la cúpula Bonaerense
De su paso por la subjefatura de la Policía Bonaerense, el exconcejal de Lanús habla bien del exministro de Seguridad Carlos Stornelli. “Era durísimo para trabajar, pero defendía al hombre policial y se lo respetaba”, indica. Ricardo Casal reemplazó a Stornelli tras la decisión de Scioli de unificar los Ministerios de Justicia y Seguridad y, seis meses después, Baratta se fue del cargo.
Si bien en ese momento trascendió que Casal había decidido “echar” a varias personas de la plana mayor de la policía bonaerense por disputas de poder en la fuerza, incluido a quien ocupaba el rol de subjefe, Baratta dice que renunció al cargo por su lucha contra el negocio de la droga. “Me fui porque me cambiaron tres comisarios de San Martín, que es la zona más caliente del narcotráfico, sin mi permiso. Querían cambiar a los comisarios por un pedido político”, indica.
Un expolicía que conoció a Baratta durante su paso por la plana mayor de la Bonaerense lo describe como extrovertido y “afecto a expresarse”. “Se notaba que tenía inquietudes, siempre hablaba y proponía ideas en las reuniones”, indica. Otro no dudó en catalogarlo como alguien que tenía “mucho peso”.
Como una de las tantas vueltas de la política, el episodio de inseguridad que sufrió Píparo en 2010 fue con Baratta como segundo en la cúpula policial. Sin embargo, en ese momento no llegaron a conocerse personalmente. “Sé lo que es ser víctima de inseguridad. Sé lo doloroso que es que un celular valga más que una vida”, dijo Piparo al anunciar a Baratta como parte de su futuro gabinete, de ganar el próximo 22 de octubre.