JERUSALEN.- Una hora después de que sonaran alarmas anti áreas por misiles lanzados sobre la frontera norte -en la localidad de Margaliot-, el presidente Javier Milei llegó este martes a Israel, para una visita oficial de tres días para reafirmar y profundizar como nunca los lazos de amistad y económicos de la Argentina con el estado judío, que se encuentra en plena guerra desde el 7 de octubre, cuando fue sorprendido por un brutal e inimaginable ataque terrorista que trastornó al país y a la región.
Acompañado por una muy reducida comitiva -su hermana Karina, secretaria general de la Presidencia, la canciller Diana Mondino y el rabino Axel Wahnish, embajador en Israel-, como ya se convirtió en marca registrada de su administración, enfocada en el ajuste para reducir el déficit, Milei llegó a las 14.30 (hora local) en un avión de línea procedente de Roma, de la compañía estatal isarelí El Al, una de las pocas que vuela regularmente al país. Desde el 7-10, de hecho, muchas grandes aerolíneas cancelaron hasta nuevo aviso sus vuelos debido a la guerra.
Milei fue recibido en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv por el canciller israelí, Israel Katz, y el ministro Gideon Saar.
Después de pasar por el histórico hotel King David, donde se alojará hasta el viernes, la agenda prevé una visita al Muro de los Lamentos, uno de los sitios más sagrados del judaísmo, en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Allí, el mandatario, que es un admirador del judaísmo, religión que viene estudiando desde hace años junto a su guía espiritual, el rabino y ahora flamante embajador Wahnish -y a la que desea convertirse-, será recibido por el rabino Shmuel Rabinowitz, encargado del también llamado Kotel. Cuando fue realizado hace aproximadamente 2000 años, se trataba de un simple muro de contención que sostenía la parte externa de la explanada en la que se levantaba el Segundo Templo, que luego fue destruido en el año 70 A.C. Pero lo que quedó en pie, se convirtió en uno de los principales lugares de devoción y meta de peregrinación para los judíos, que en lo que se ve como una sinagoga a cielo abierto, suelen colocar entres sus milenarios bloques de piedras el “fituch”, un pequeño rollo de papel donde uno escribe un deseo.
En este sitio sagrado y sobrecogedor, donde los hombres deben cubrirse con la kipá -quien no tiene puede ponerse una de cartón-, al margen de firmar, como todos los visitantes ilustres, un libro especial que conmemora la visita, camino al Muro, Milei realizará una plegaria y encenderá una vela en conmemoración de los 1200 israelíes de todas las edades masacrados durante el ataque terrorista del 7 de octubre, equivalente a un 11 de septiembre para Israel. Luego el mandatario tendrá una seguramente fascinante visita a los túneles o galerías del Kotel, que le permitirá ver desde una perspectiva distinta el Muro de los Lamentos. Se trata de un corredor de 488 metros que sigue el lado septentrional del muro, que fue excavado por los arqueólogos y baja al nivel del camino original -rebautizada “vía del mercado” porque se estima que se trataba de una zona comercial-, y donde pueden verse las piedras gigantescas que había en la base de la construcción: una de ellas pesa más de 570 toneladas y tiene el tamaño de un pequeño autobús, según guías turísticas.