Bien temprano por la mañana, en el gremio público ATE se preparaban para una jornada de protesta con “ingresos masivos” en ministerios y dependencias estatales donde la administración de Javier Milei despidió a miles de trabajadores en los últimos días. Contaron en total que a más de 11.000 personas la gestión libertaria no les renovó el contrato.
En este marco, desde las 8.30, sindicalistas y trabajadores públicos iniciaron entradas escalonadas a los edificios federales, que reportaron un operativo de custodia especial. El plato fuerte fue en la Secretaría de Trabajo, también hubo tensión en el Inadi.
En ese organismo contra la discriminación cerrado por Milei comenzaron las movilizaciones. Allí, un grupo de personas fue impedido de ingresar ya que había agentes de la Policía Federal Argentina (PFA) detrás de los molinetes. “Unidad de los trabajadores, al que no le gusta, se jode”, cantaron.
Poco después, ante la llegada de un número mayor de personas, el clima se encendió y comenzaron los cruces con los agentes de la Policía dispuestos en el lugar, que tenían la orden expresa de impedir el arribo de las columnas, que buscaban irrumpir en el hall. Hubo tironeos e insultos.
La medida estaba pautada para repetirse cada media hora. El plan siguió con los echados del Centro Cultural Kirchner (CCK), que fue rebautizado por esta gestión, pero todavía no tiene nombre oficial y no atravesó el proceso legal para el cambio. Después, era el turno de los ministerios de Capital Humano y Salud, el Incaa, la Secretaría de Turismo y Deportes, el Cenard y el exministerio de Producción.
“El reclamo central es en la Secretaría de Trabajo. Estamos concentrando nosotros todo nuestro accionar en esa área y vamos a intentar el ingreso masivo”, indicó el líder de ATE, Rodolfo Aguiar, cerca de las 8.
Cuando ya estaba en el exterior de la cartera que conduce Julio Cordero, acotó: “La Secretaría de Trabajo es uno de los organismos más atacados por esta decisión política del Gobierno, decisión política que le puede costar caro al Presidente y a sus funcionarios porque se están llevando adelante conductas contrarias a la Constitución Nacional, tipificadas en el Código Penal. El artículo 14 bis contempla la garantía de estabilidad en el empleo público, también hay pactos internacionales”.
Afuera de la secretaría, dependiente del Palacio de Hacienda, Aguiar montó un acto, y hasta llevó un micrófono y un parlante. Entre las banderas verdes de su gremio dijo que el discurso sobre los ñoquis que monta la administración mileísta “es una excusa” y aseguró que con Cordero el Gobierno “tercerizó el ajuste”, ya que “la motosierra la tiene Techint”. Es que el funcionario que reemplazo a Omar Yasín era abogado de esa compañía.
La jornada estaba para seguir en el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), el exárea de Agricultura Familiar y el Ministerio del Interior. La idea era que culminara a las 14, otra vez en el CCK.
Operativo especial
Ante este panorama, desde el Gobierno activaron un operativo especial, que incluyó un comando unificado. De acuerdo a lo que pudo saber este medio, se dispuso una custodia especial en edificios federales, que montó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Eso fue evidenciado desde las primeras horas del día por quienes se acercaban a las dependencias estatales.
“La regla es una sola: que no entren. Y ningún funcionario puede liberarla”, aclaró la funcionaria nacional. También advirtió que activaría denuncias contra quienes vulneraran los cordones policiales.
Asimismo, por instrucción de la funcionaria de Pro que se volcó a la administración mileísta en tándem con su par de la Ciudad, Waldo Wolff, se estableció un comando conjunto, ya que el cuidado en la calle le correspondía a la administración porteña. La operación la llevaron adelante los secretarios de Seguridad de la Nación y de la Capital.
Los cuatro objetivos que predominaron en la estrategia fueron la Secretaría de Trabajo, el Conicet, el Ministerio de Salud y el Indec.