Mientras la ampliación de su presupuesto es objeto de polémica y debates parlamentarios, la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) avanza con un fuerte proceso de purga interna. Desde su llegada, la administración libertaria ya desplazó 147 agentes y por estas horas evalúa a los 1200 empleados que aún quedan, según reconoció una importante voz del espacio libertario. “La mayoría no va a permanecer”, aseguran.
La lista para “purgar”, señalan, incluye a empleados que respondan a grupos políticos por fuera de la agencia, a personal sin formación en el área y a funcionarios “sin conocimientos e inexpertos”.
En el Gobierno admiten que no tienen un número final en el que planeen frenar el drenaje. “Se irán los que se tengan que ir”, sostienen, sin más precisiones.
En las últimas semanas la SIDE fue noticia por las discusiones políticas alrededor del DNU que amplió en 100.000 millones de pesos su presupuesto de gastos reservados, que esta semana podría ser rechazado por el Senado, después del revés en Diputados. Y por el juego de alianzas entre el kirchnerismo y la UCR que, compaginado con una puja entre La Libertad Avanza y Pro, ubicaron al senador radical Martín Lousteau al frente de la comisión bicameral de inteligencia.
La SIDE, que volvió a tener su nombre histórico en julio pasado, va por su segundo jefe en la gestión libertaria. El primero, Silvestre Sívori, salió eyectado detrás de su mentor, el exjefe de Gabinete Nicolás Posse. Ahora es tiempo de Sergio Neiffert, hombre de Santiago Caputo, el asesor presidencial que asumió un rol central en el área. En el Gobierno aseguran que Neiffert ya le pidió a Lousteau, en una charla informal que mantuvieron, que lo convoque a la comisión bicameral y que aún espera que lo haga, pese a que el órgano legislativo ya lo citó a comparecer diez días atrás.
En el oficialismo se muestran confiados en que, para cuando el Senado haya tratado el posible rechazo al DNU, los $100.000 millones de gastos extras ya van a estar ejecutados. De hecho, aceleró el gasto cuando el decreto comenzó a peligrar en el Congreso. “Mientras esté vigente el decreto, es legal”, desafían.
Sobre la purga, en las filas libertarias aseguran que encontraron un plantel de empleados mayoritariamente joven, por lo que, se lamentan, “hay pocas personas para jubilar”. La mayoría de esos funcionarios habrían ingresado en tiempos del kirchnerismo, cuando Cristina Kirchner buscó arrasar con las filas del entonces jefe operativo de los espías, Antonio “Jaime” Stiuso, e hizo ingresar al organismo a militantes de sus filas, especialmente de La Cámpora.
Para el oficialismo, la incorporación de personal también se dio durante la gestión de Mauricio Macri, cuando el organismo era dirigido en los hechos por Silvia Majdalani, que en los papeles secundaba al representante de futbolistas Gustavo Arribas. “Todos metieron ‘pendejos’. Es una planta joven”, resumen en Casa Rosada.
La principal premisa de la “purga” del gobierno libertario apunta a “sacar a toda la gente que tiene terminales políticas fuera del área”. En esa lista de terminales señalan también a Majdalani, al exdirector Fernando Pocino y al exjefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas César Milani.
Sobre Stiuso, cuyo nombre volvió a estar en danza en el último tiempo, en las filas libertarias aseguran que “Cristina Kirchner prácticamente no dejó agentes ligados a él”. Agregan que esos desplazamientos ocurrieron entre diciembre de 2014 y fines de 2015. La exmandataria desplazó al jefe operativo de los espías días antes de que se produjera la muerte del fiscal Alberto Nisman, en los días más agitados para la inteligencia local.
El Gobierno enmarca en este relevamiento del personal de la SIDE el hecho de que funcionarios ligados a la agencia se acercaran a varios juzgados para interesarse por las causas de espionaje que involucran a Macri, lo que desató un pico de tensión entre el oficialismo y Pro, en especial entre el exmandatario y Santiago Caputo, unidos por una tensa relación.
“Se fue a preguntar por esas causas como se hizo con todas las que están involucran a agentes, para saber cómo trabajan y tener más elementos para evaluar su trabajo”, afirmaron entonces en Balcarce 50. La tensión creció aún más cuando desde Pro afirmaron que referentes del Gobierno se habían comunicado con Macri para contarle que esos agentes habían sido desplazados, mientras al mismo tiempo desde la Casa Rosada lo negaban de plano.
Cerca de Santiago Caputo aseguran que Macri pidió designar al titular de la Dirección de Asuntos Jurídicos de la SIDE, y que le fue negado. “Algún interés tendría”, deslizan, suspicaces, en alusión a las causas que investigan al exmandatario. En el entorno del expresidente lo niegan de plano y sostienen con vehemencia que, desde el acuerdo por el que Pro apoyó a Milei en el balotaje, “jamás se pidió un cargo”.
Una decisión arriesgada
La decisión de “purgar” el organismo es considerada por expertos en inteligencia como “buena y necesaria”, pero también como un “arma de doble filo” por lo que puede significar tener “en la calle”, como “mano de obra desocupada”, a personas con conocimientos en espionaje.
“Es muy conveniente, porque en la SIDE hay capas geológicas, de agentes que entraron en distintos momentos, más que nada en el kirchnerismo y fueron quedando, pero sin preparación e informando hacia afuera”, afirmó una fuente con pasado en el sector. La depuración, agregó, “tiene que hacerse de forma ordenada, sacando la militancia rentada y apuntando a una profesionalización del área”.
“Hay que sacar a los militantes, pero el gran debate es cómo se ejecuta”, afirmó otro consultado, que coincidió en que “militancia rentada” que sería parte de la SIDE “no supondría un gran riesgo fuera de la agencia”. Distinto sería el caso, enfatizaron, si son marginados “cuadros grandes” que tuvieran una vinculación “con Pocino o Milani”.