“El multilateralismo está ante una nueva encrucijada. La autoridad de esta organización está en jaque”, advirtió, al tiempo que remarcó que el siglo XXI será cada vez más multipolar y que la voz del Sur Global “debe ser respetada y escuchada”. Según Lula, el escenario internacional vive una “consolidación de un desorden” marcado por sanciones arbitrarias, intervenciones unilaterales y atentados contra la soberanía, lo que a su vez debilita las democracias.
Lula defendió la resistencia de su país frente a los “ataques sin precedentes” a sus instituciones y cuestionó los aranceles impuestos por Trump. También calificó de “inaceptable” la presión de sectores de derecha tras la condena a Jair Bolsonaro, señalando que “ante los ojos del mundo, Brasil envió un mensaje a los autócratas: nuestra democracia y soberanía no se regatean”. Lula concluyó que la pobreza y el extremismo son enemigos directos de la democracia, y llamó a los líderes globales a defender la paz y la justicia internacional.