Israel llevó a cabo un ataque contra Irán con el objetivo declarado de frenar el desarrollo de armas nucleares por parte del régimen de Teherán. La ofensiva, que incluyó bombardeos sobre instalaciones nucleares y militares clave, causó la muerte de importantes figuras del aparato militar y científico iraní. Las autoridades israelíes afirman que estos ataques forman parte de un esfuerzo preventivo para impedir que Irán obtenga capacidad nuclear, algo que consideran una amenaza existencial para su país. Sin embargo, esta operación ha aumentado los temores de una escalada bélica de gran escala en Medio Oriente.
Los bombardeos afectaron distintas zonas estratégicas en Irán, especialmente en la capital, Teherán, donde fueron atacadas bases militares, residencias de altos mandos y edificios residenciales. También se registraron explosiones en ciudades como Isfahán, Arak y Kermanshah. En uno de los episodios más significativos, el complejo nuclear de Natanz fue impactado, generando incendios y densas columnas de humo. Los ataques provocaron pánico entre la población civil, daños en viviendas y la interrupción temporal del tráfico aéreo en la región.
Entre las víctimas mortales se encuentran destacados generales del ejército iraní y reconocidos científicos nucleares. Las autoridades de Irán confirmaron la muerte de figuras como el general Mohammad Bagheri y el jefe de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami, junto a dos científicos clave para el programa atómico del país. Israel ha sido acusado en el pasado de realizar asesinatos selectivos de figuras clave vinculadas al proyecto nuclear iraní, y este ataque parece haber seguido esa misma lógica pero a mayor escala.
Desde Israel se justificó la ofensiva como un acto de defensa preventiva ante el supuesto avance de Irán hacia la producción de armas nucleares, aunque no se presentó evidencia concreta. Mientras Estados Unidos negó cualquier participación directa en el operativo, Irán acusó a Washington de complicidad indirecta. Las tensiones coinciden con un estancamiento en las negociaciones nucleares entre Irán y Occidente, mientras los analistas advierten que un ataque a gran escala difícilmente pueda eliminar por completo la capacidad nuclear iraní sin apoyo militar estadounidense, y que incluso podría motivar a Irán a acelerar secretamente su programa atómico.