Las piezas robadas en este golpe de película, que forman parte de la historia de Francia, tienen un valor incalculable.
Los asaltantes fueron cuatro. Llegaron al museo, dos en motos de gran cilindrada, otros dos en un vehículo. El centro acababa de abrir. Eran entre las 9.30 y 9.40 de la mañana y ya había gente dentro. Accedieron al interior a través la fachada situada en el lado que da al río Sena, por una escalera mecanizada como las que se utilizan en las mudanzas y entraron por un balcón a la galería de Apolo, situada en el primer piso. Los encapuchados amenazaron a los agentes presentes en la sala con las mismas radiales con las que luego rompieron las vitrinas para que no se acercaran. Se llevaron nueve piezas. Después huyeron como llegaron: en moto. Toda la operación duró unos siete minutos.