El bloque comunitario finalmente decidió no votar la propuesta este viernes y aplazarla para el mes que viene, ante la presión de algunos de los grandes países del espacio, tan solo 24 horas después de la última gran protesta de los agricultores en Bruselas.
Francia es una de las grandes huertas de Europa y sus agricultores son de los más batalladores. Se han puesto en pie de guerra en múltiples ocasiones con protestas masivas que han recorrido el país durante los últimos años. Además, Macron observa a la derecha, que no ha parado de crecer políticamente y ha mostrado reiteradamente su oposición al acuerdo de libre comercio.
París ha logrado acercar su postura a Roma, que llevaba tiempo expresando dudas, pero que finalmente ha sido imprescindible para inclinar la balanza y lograr el nuevo retraso. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, también considera que las salvaguardas para los agricultores europeos no son suficientes para firmar el acuerdo en los términos actuales.
También el Gobierno húngaro de Viktor Orbán y la Polonia de Donald Tusk mostraron su desacuerdo con la redacción propuesta.
Es de destacar que un acuerdo con el Mercosur no afectaría a toda la agroindustria francesa por igual: los sectores de carne vacuna y aves de corral, los productores de remolacha, azúcar, etanol y cereales, temen una mayor competencia de los países del Mercosur, pero el sector lácteo y los productores de vino y bebidas espirituosas creen que se beneficiarían de una apertura más amplia del mercado brasileño.































